Anécdotas

Carrilet de Sant Feliu de Guixols a Gerona, más conocido por "Feliuet".

 

Si algo diferenciaba claramente a los habitantes de Sant Feliu de Guíxols con los de la capital es que ellos al carrilet nunca le llamaron con diminutivos, para los Guixolenses fue el tren, y los trenes de la RENFE eran el "tren gran". Para la gente de Gerona el tren era el de vía ancha y el "trenet", el"carrilet" eran los trenes de vía métrica y estrecha que en número de 3 tuvo Gerona por aquel entonces, si apuramos mucho como era más pequeño que el Olot-Gerona, se le llamó por algunos "el tren petit". Luego algunos foráneos acuñaron el término Feliuet para llamarlo de forma cariñosa. Esto muestra el orgullo que mostraban los habitantes de todos los pueblos por los que pasaba el tren.


En el verano de 1902, una plaga de cucarachas caída a las vías desde los corchos que transportarba el tren hizo que en Bell-Lloc las locomotoras patinaran.


La estación de Santa Cristina d'Aro cambió su nombre en 1936 por el de Ridaura d'Aro, luego volvió a cambiar el nombre.


En 1947 cayó una intensa nevada que dejó inmovilizado un tren durante seis días en el apeadero de Bell-Lloc.


La estación de Gerona siempre fue una estación anexa, y a pesar de que hubo un proyecto de realizar una estación para el tren de Sant Feliu, siempre fue una estación provisional. En última instancia, y al prever su cierre, hubo algunos proyectos para unir el Olot-Gerona con el SFG mediante una única estación en el lado del OG, para ello se debería pasar a vía de 1 m. el SFG y hacer un puente sobre la vía ancha de RENFE para juntarse. Este proyecto nunca de llevó a cabo y se cerró por parte de FEVE primero el OG y luego el SFG.


Por Internet corre una notícia que parece de tiempos pasados:

Varias personas han afirmado que han visto llegar una locomotora antigua con un par de vagones de madrugada a las estaciones de Llambilles y especialmente a zona dónde se ubicaba la estación de Castell d'Aro. El tren pasa a gran velocidad y lleva pasajeros que parecen sin vida, pálidos y con la mirada perdida. Eso sí, si fijan la mirada en tí morirás al cabo de pocas horas atropellado por tren, tranvía o similar. La leyenda dice que alguna vez se para el tren para recoger a aquellos que desean morir, pero también que el que sube al tren nunca vuelve a bajar. Se cree que las noches del 29 de febrero o las de solsticio son las preferidas por el tren fantasma para pararse. (En Google poner Tren fantasma Sant Feliu).


En tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, el entonces Gobernador Civil de Gerona, Sr. Arturo Carsi ordenó la castellanización de los nombres de las estaciones, cosa a la que la compañía se negó aludiendo que tenía que ordenarselo la División de Ferrocarriles. Ante la insistencia, la Dirección General de Obras Públicas emitió en 1924 esta resolución:

"Considerando que mientras los pueblos a que sirven las estaciones no cambien de nombre no debe cambiarse el de dichas estaciones y que esto no corresponde a este Ministerio sino al de Gobernación. S.M. el Rey -q.D.g.- se ha servido disponer que no procede que se traduzcan al castellano las denominaciones de las estaciones de la línea del ferrocarril de San Feliu de Guíxols a Gerona, en tanto no se cambie la denominación de los pueblos o localidades a las que sirvan".


Oda a Sant Feliu de Guíxols:

Llavores tu amb Girona us dàreu una abraçada;
en tot espai va néixer un nou estel:
xisclà del tren la máquina volant tota esverada,
com àguila que porta sos aguilots al cel.


 

Cuando los directivos de la SFG estaban enseñando, en los años 50, las locomotoras 11 y 12 a los de la empresa Fábrica de Mieres, curiosamente, al abrir la puerta de la caja de fuegos se quedaron de piedra cuando al coger la maneta se cayó la puerta al suelo. De todas maneras las locomotoras interesaron y poco después fueron vendidas sin más contratiempos.


Anécdota del maquinista Manuel Berga, contada por Carles Malagrida:
Era otoño de 1947, el tren proveniente de Gerona que salia de Cassà de la Selva con dirección a Sant Feliu atropelló y mató a las 10 de la noche, a pocos metros de la estación, un hombre que, después de una discusión familiar se lanzó delante de la locomotora. Hubo bastante tumulto.
Pocos dias después, el mismo maquinista conducía el primer tren que salía de Cassà con dirección a Gerona a las cinco y cuarto. Un poco más allá del paso a nivel de la carretera de Riudellots a Cassà, le pareció ver algo delante de la locomotora. Llegados al apeadero de Llebrers paró el tren y, con la ayuda de un farol pudo observar el travesero de la locomotora lleno de sangre. Aún con el triste recuerdo del atropello, cuando llegó a Llambilles telefoneó a Cassá con la idea que fueran a ver lo que había sucedido. Al pasar por Quart no había notícias aún. Y no fue hasta que llegaron a Gerona que se enteraron que el atropello habia sido a un cerdo, un gran cerdo que se había escapado de una masía cercana. Podemos imagirnarnos su cara de alívio, así como la de todo el personal del tren.


Anécdota de Carles Malagrida:
En el año 1955 en el paso a nivel de la carretera de Riudellots, cerca de Cassá, un hombre bastante corto de vista vió a alguien caido sobre los carriles, justo al lado de la carretera. Al acercarse comprobó horrorizado que era un cuerpo humano, totalmente cubierto de sangre y con las tripas saliendole por el abdomen. Corrió a avisar a la Guardia Civil de que el tren habia atropellado y matado a un hombre. La Benemérita acudió inmediatamente, justo a tiempo de ver como el supuesto difunto se incorporaba gimiendo. El hombre había participado en una matanza del cerdo en un mas cercano y volvía a casa en bicicleta llevando un cubo con sangre y tripas para hacer butifarras. Al llegar al paso a nivel, el grueso contracarril existente le hizo perder el equilibrio y cayó con la mala fortuna de golpearse en la cabeza quedando inconsciente sobre la vía.


Anécdota de Carles Malagrida:
El tren de Sant Feliu corria poco, era lento, pero incluso, podia atropellar algún animal más ràpido que un cerdo. Así ocurrió en 1960, en el pas a nivel del camino del Remei, en Cassá, un tren remolcado por la locomotora nº 6 conducida por el maquinista Josep Pugnau, atropelló y mató un ciervo. En aquellos años se habia intentado repoblar con ciervos el Montseny y aquel se debió extraviar, viniendo a morir a un lulgar tal alejado del que se le había destinado como hábitat.


Anécdota de Carles Malagrida:
Hacia 1950, el tren que salia de Cassá a las 12,50 con dirección a Sant Feliu llevaba el vagón correo. Este era un antiguo coche de dos ejes de primera y segunda clase, al que se le había reconvertido el pequeño departamento de segunda (8 asientos) en estafeta ambulante. La otra mitad era de primera clase, por eso eran muy pocos los pasajeros que acostumbraba a llevar, cosa que, unida al escaso peso del vehículo, lo hacía propenso a descarrilar (personalmente Carlos presenció 3). Al llegar el tren a los alrededores del apeadero de Esclet y antes de atravesar el puente sobre la riera Verneda el vagón correo descarriló, atravesando el puente con las ruedas saltando de traviesa en traviesa.
Afortunadamente la cosa no pasó de un susto y, con la ayuda de unos cuantos pasajeros se volvió a poner el coche sobre los carriles y se reemprendió el viaje. El vagón estuvo a dos centímetros de caer al vacío, tal y como comprobó Carlos después.


Anécdota de Carles Malagrida:
Hacia 1955 en la estación de Cassá, dos carreteros se esforzaban a media tarda en la descarga de dos vagones plataforma; los empujaban hacia el muelle de carga y, una vez vacíos los arrinconaban, sustituyéndolos por otro lleno. En un descuido, uno de los vagones vacíos se escapó pendiente abajo con dirección a Llagostera. Rápidamente, uno de los hombres se fué en bicicleta corriendo tras el vagón para intentar pararlo accionando el freno de galga, mientra el otro avisaba al jefe de estación de lo acaecido. La persecución fue inútil y el vagón llegó a toda velocidad a la estación de Llagostera, dónde, mediante calzos se consiguió pararlo. Afortunadamente y a pesar del gran número de caminos y senderos que atraviesan la vía, no ocurrió ningún accidente.


Anécdota de Carles Malagrida:
Fué a finales de los años 40. Durante muchos años, Pere Bosc "Biosques", residente en Cassá, estuvo empleado en la estación de Llagostera. Su faena incluía la de hacer el recorrido del tramo de vía entre las dos estaciones antes del paso del primer tren. Así, cada día, hacia las tres de la mañana emprendía a pie el camino con la finalidad de llegar a las cinco menos cuarto a Llagostera, abrir la estación y encargarse del despacho de billetes y las barreras del paso a nivel de la carretera de Tossa. Una mañana (el tren llegaba a las cinco proveniente de Sant Feliu), debía recoger dos vagones cerrados de la serie M con destino Gerona. Es desenganchó la locomotora y se procedió a recogerlos. Pero "Biosques" olvidó volver a enganchar los vagones y dió la salida al tren. La locomotora reemprendió el viaje dejando los vagones de pasajeros en la estación. En Cassá maquinista y fogonero se dieron cuenta del error y no hubo otro remedio que desenganchar los dos vagones otra vez y hacer recular la locomotora hasta Llagostera a recoger el resto del tren.


Anécdota de Carles Malagrida:
El tren que salia de Gerona a las siete y cuarto de la tarde era en el que viajaban los recaderos de Cassá, Llagostera y Sant Feliu. A medidados de los años 50, y durante bastante tiempo, el jefe de estació de Quart comunicaba a la encargada del apeadero de Llambillas la salida del convoy; ésta, para anunciarlo a los pasajeros hacia repicar la campana y, una vez hecho el repiqueteo, añadía un número variable de toques: dos, tres, a veces cuatro. Tantos como botellas de vino tenía que llevar el propietario del hostal cercano a la estación.


Anécdota de Carles Malagrida:
Los días festivos, durante la temporada de verano había trenes extraordinarios para los bañistas. Por la tarde había uno con doble tracció que salía de Sant Feliu a las seis y cuarto. Media hora más tarde salía el servicio normal. Y éste fue el que, el dia 25 de julio de 1961 po pudo superar la cuesta entre Font Picant y Llagostera. Remolcado por la locomotora nº 1 ya tuvo trabajo para llegar a la Font Picant por falta de presión en la caldera. Y cometiendo el error de reemprender el viaje sin haber llegado a la presión suficiente, intentó llegar a Llagostera en aquellas condiciones. No lo consiguieron y el tren se quedó parado justo antes de llegar al paso a nivel de la cuesta de Alou. Desde allí se telefoneó a Llagostera y la locomotora del tren con dirección a Sant Feliu, la nº 3 que esperaba para hacer el cruce bajó a remolcar a la nº 1. Por cierto,, una vez que tuvo presión, intentó ganar parte del tiempo perdido y, aprovechando que la vía entre Llagostera y el apeadero de Esclet estaba en muy buenas condiciones (carriles bastante nuevos) se lanzó a toda velocidad. Carlos no recuerda haber visto nunca correr tanto al carrilet.


Anécdota de Carles Malagrida:
En septiembre de 1961 ocurrió un accidente que, afortunadamente, no ocasionó más que daños materiales. A las 8,05 de la mañana salía de la estación de Cassá el tren con dirección a Sant Feliu, aquel día remolcado por la locomotora nº 4. Entonces Carlos trbajaba en la oficina de una fábrica de corcho situada a un centenar de metros de la vía; un paso a nivel sin barreras permitía el acceso a la fábrica. Ya hacía más de cuatro años que sentía cada mañana el sonido del tren al pasar por el paso a nivel, y en aquella ocasión tuvo una percepción extraña. Salió fuera y se sorprendió a ver un camió cargado de sacos de corcho, paralelo a la vía y regirado, el tren parado y la locomotora medio volcada (quedó apoyada en un talud existente en el lugar). Carlos fue corriendo para ver como el conductor del camión, que aún tiritaba, recibía los improperios del maquinista. El maquinista de entonces era Joaquin Madrenas, el mismo que ocho años más tarde, el 10 de abril de 1969 conduciria el último tren. El conductor del camión fue repasado por el propietario del camión y estuvo un tiempo de baja.


Anécdota de Raymond Morris, Brisbane -Australia (original en inglés):
Viajé en tren desde Girona hasta San Feliu de Guixols en el Agosto del 63, para despues coger un barco a Tossa. Me acuerdo especialmente del descenso hasta nivel del mar que tuvimos. El conductor salió disparado a las plataformas de fuera del vagon y activo los frenos de las ruedas. Cogió un palo bastante grande del techo del vagon, y lo puso de tal manera que una punta estuviese cogida con el final del vagon y la otra en el barro, y esto fue durante un minuto entero, y lo hizo para que el tren no se embalase al ser un descenso. Nadie me cree cuando cuento esto ¡pero es cierto!
Trabajé en Tossa y en Lloret en los veranos del 62 y del 63 y durante ese tiempo, no vi absolutamente ningún esfuerzo por parte de las compañías inglesas por llevar a los turistas a la via estrecha de Gerona a San Feliu. Los turistas ni si quiera sabían de la existencia de ese tramo, y eso fue una pena porque con turistas viniendo, lo mismo la línea se hubiese mantenido abierta.


Anécdota publicada en el libro de Carles Salmerón sobre el carrilet:

Cuando se efectuaba la gran reparación de uno de los dos coches correo, se pudo comprobar que dos cartas habían caído fuera del buzón de correo, por lo que una vez encontradas y con siete años de retraso se entregaron a sus destinatarios, aunque no se pudo hacer nada, ya que una era la confirmación de un pedido importante, y la otra era el comunicado del entierro de una persona.


Si tiene información o fotografías que pueda ser interesante desde el punto de vista histórico y pueda dejarme, por favor mándeme un email y contactaré con Vd.  Esta página no tiene interés comercial alguno.


 

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